Asistentes: María, Iker, Maika, Edu, y Nesss
De papeo, chorillizos a la sidra bien buenos como aperitivo, dos rodajas cada, una gran tortilla de bacalao con ajo y muy jugosa, excelente, cinco tajadas de bacalao bien laminao, con tomate (esto hizo que no gustara a los puristas; como dijo Maika, el tomate le quitaba todo el sabor; Edu remarcó que en Gipuzkilandia aún tenían que trabajar mucho el bacalao a la vizcaína), dos chuletones que se cortaban como la mantequilla y de gran sabor, con la consiguiente tocata de flauta por parte de los músicos habituales, de postre dos tipos de queso (naranja curado y amarillo menos curado), con membrillo y un cesto de nueces. Total: 129,75€, unos 26€ por persona. Destacan los 6€ por persona del txotx (María bebio agua) y los 21€ por txuleta.
Justo antes de los postres nos avisa el casero que nos llevaría de paseo a ver sus kupelas de poliéster. Todos vamos para alla, con el cansino perro Bizkor persiguiéndose y ladrándose a sí mismo, algún bilbaíno fue sin chaqueta a pesar del ligero fresco que hacía. Allí libamos varios bastantes txotxes de las blancas y sudorosas kupelas de fibra de vidrio que tanto gustaban al cashero, por dar muy poco trabajo. Nesss se queda impresionado por el tamaño de los dedos del cashero. Dio ganas de hacer txotx del Cristasol. Destaca que el arco trazado por la sidra de las kupelas de poliéster justo caía en el angulo del suelo con la pared, qué profesionales!! En general, la sidra muy buena, poca gente pero muy fieles. Destaca el olfato de Edu, que se aficionó a seguir al de barbita blanca que tenia pillado el truco al cashero y siempre comenzaban ellos tres los txotxes.
En los postres a Edu le tocaron las nueces negras, tres seguidas. Llama la atención el baño de hombres con meadero tipo abrevadero. Aunque el cashero insistió mucho en sus novedades gastronómicas, nos declaramos como tradicionalistas tanto en el menú como en las kupelas de madera. Al salir, tras pagar, nos sugiere tomar café y copas allí mismo, pero declinamos de nuevo, volviendo a Hernani guiados por María, tras ver el busecillo urbano que allí esperaba vacío.
En el Kixkal poco ambiente, camarera nueva, y como dijo Iker “¿Cómo le decimos a éstos que esta música es una puta mierda?”. Hablamos de celebrar el año que viene el XX aniversario de las kupelas asesinas; Iker insiste en que nos podríamos juntar 40 pero los demás le decimos que si volvemos a juntarnos 5 vamos que jodemos. De ahí se van a casa Iker y María (más deporte con el hijo al dia siguiente, hay que seguir inculcando...) y también Maika. Edu y Ness se ven una vez más obligados a acabar el bote. Y no lo acabaron pero no por su culpa, sino por que el ambiente de nuevo se les quedo muy, muy escaso. El Garin sigue cerrado y la música del Aralar es como para tirarse al Urumea. Tomamos algo en el Txili, donde Edu disfruta de todos sus servicios a tono de rancheras; dudamos si Sanidad no les cerraría el garito por ello (y no lo decimos por las rancheras!!). Acaban disfrutando de la música en La Bodega y sobre todo en el Leoka, con festival de R.I.P. y huyendo del puto niño los puños, con la misma camiseta verde que ayer, que no hacia mas que seguirnos el jodío del él. Al final nos encontramos cerrada la puerta del Caserio a las 2:30 donde no pudimos tomar la última, así que nos recogemos a recenar las delicias picantonas habituales en la casa de Nesss.